Combinar los colores es algo que hacemos de forma casi natural, ya sea para vestirnos, para presentar un plato de cocina, elegir la tapicería del coche o, por supuesto, decorar nuestro hogar. Es cierto que, como en todo, se hace cierto el refrán de «para gustos, los colores» y que a alguien puede no gustarles un color determinado, pero hay algunos modelos de combinación de tonos con los que seguramente no nos equivoquemos a la hora de decorar.
- Estilo monocromático. La opción más segura para no arriesgar y la mejor opción en un diseño minimalista. Consiste en utilizar un solo color como base y, en todo caso aportar matices con otros tonos de ese mismo color o colores neutros como el blanco y el negro.
- Combinar colores análogos. Otra opción sencilla es pensar la decoración utilizando colores que se encuentran adyacentes en la paleta de color: un amarillo verdoso combinado con verde y amarillo, por ejemplo. Esta opción generará espacios armónicos y atractivos.
- Utilizar colores complementarios. Si se quiere ser más atrevido y crear contrastes más llamativos esta combinación puede ser la ideal. Los colores complementarios son los que se encuentran en lugares opuestos del círculo cromático, como por ejemplo el amarillo y el azul o el verde y el naranja. No se trata de utilizar los dos en la misma proporción sino de escoger uno como principal y añadir pequeñas pinceladas con el otro para crear contraste.
